David y el Osito Cariñoso

El Origen del nombre de  David



El tenía como su gran  amigo al Osito Cariñoso, con el cual dormía más tranquilo cada noche, sobre todo, aquellas que un osado travieso ratoncillo irrumpía en sus sueños haciéndole cosquillas en las orejas. Pero cuando esto ocurría, allí estaba su buen amigo que se enfrentaba obstinado roedor para plantarle cara.
¿Cómo te atreves estúpido hocicudo a no dejar tranquilo y en sosiego a mi amigo’ Le increpaba el Osito Cariñoso con su presencia. Que aún que era pequeño y como tal de trapo no por ello dejaba de tenerle un respeto, ya que superaba en tamaño al obstinado  roe todo. Pero el osito cariñoso Este tenía un problema, que no podía dormirse de noche, tan solo de día que su amigo le dejaba para marcharse al colegio. Así que las veladas nocturnas solía pasarlas vigilante, ya que como los ratones tienen más actividad nocturna, también acometería contra la integridad del osito, puesto que también era de trapo su mullida barriga.
Pero todo su sacrificio nocturno, se veía recompensado por la gran pasión que sentía el niño por el. Tanta era su debilidad por su amigo de paño, que después de dos años de haberlo adquirido en aquella tienda del centro, cuando el tenia dos años, todavía le recordaba a su madre.
¡Mama! Aquí es donde hemos comprado mi Osito Cariñoso, es mi mejor amigo ¿sabes? Ya que por las noches me protege cuando duermo.
¿Mejor que yo? Le pregunta su madre.
Es que tú no eres mi amiga. Tú eres mi madre.
¡Ha claro!
Y si me lo dejaras llevar al colegio, lo llevaría, pero también me doy cuenta que seguramente sería el único niño con un osito cariñoso. Y eso no estaría bien. Pero con tenerlo en casa me conformo, ya que el me vigila por las noches ¿entiendes?
¿Te vigila?
Mejor dicho, me cuida.
Yo pensaba que quien te cuidaba era yo…
Pero eso no quita de que el proteja mis sueños cuando ese estúpido ratón con el que sueño me haga cosquillas en las orejas. Es un pesado y no se le parece en nada al ratoncillo Pérez. Ese que me deja alguna moneda cuando me cae el diente. Es que con ellas puedo comprar los chuches que tanto me gustan.
Me parece bien, pero tampoco debes enviciarte con las golosinas. Ellas son muy malvadas, y aún que no te des cuenta, esas no te hacen cosquillas, crean unos bichitos que te roen los dientes.
Que tonterías dices mama. Yo no he escuchado a nadie que existan esos bichos.
¿Ha no? Y cuando os dieron aquella charla en el cole para que os limpiarais los dientes ¿que os dijeron?
Ha si, recapacita
 Así que tenlo en cuenta. Es que cuando se te caigan los que tienes, los que te salgan pueden heredar la caries de estos. Tenlo en cuenta, que yo por desgracia lo se de buena tinta.
Bueno mamá, tampoco es para que me des la charla. Tu ya sabes que a mí me gustan mucho los chuches,  los suis de chocolate y todo lo dulce. Además, para que se me pongan los dientes malos, todavía habrá de pasar mucho tiempo.
El tiempo pasa demasiado de prisa, más de lo que tú me imaginas.
Si mamá, pero yo tan solo quiero disfrutar de mi tiempo de niño, y no es para pensar demasiado en más adelante.
Era evidente que.
El niño como era niño
No comprendía el dilema,
La madre como era madre
Le preocupaba  el tema.